Ministro Espejo deja Poder Judicial
En audiencia pública efectuada en la mañana de hoy, el Pleno de Ministros del máximo tribunal brindó una emotiva despedida al Ministro Humberto Espejo Zúñiga. El magistrado se acogió a retiro al cumplir 75 años de edad y casi 50 años de trabajo ininterrumpido en el Poder Judicial.
En el acto participaron Ministros de las Cortes de Apelaciones de Santiago y de San Miguel, Relatores, Abogados Integrantes, ejecutivos de la Corporación Administrativa, Jueces y familiares del Ministro Espejo.
Transcribimos a continuación palabras pronunciadas por el Presidente de la Corte Suprema, Marcos Libedinsky Tschorne.
Señores Ministros de la Corte Suprema
Señores Ministros de Cortes de Apelaciones
Señoras y Señores
Nos hemos reunido hoy en esta breve pero solemne sesión, para despedir al Ministro Humberto Espejo Zúñiga, que culmina hoy una larga y fructÃfera carrera judicial, que comenzó en 1957 en la secretarÃa del Primer Juzgado de Letras de Quillota.
RÃo Negro y Loncoche fueron sus primeras destinaciones como Juez, desempeñándose posteriormente como secretario de la Corte de Apelaciones de Temuco, Juez del Crimen en Valdivia y Juez del Sexto Juzgado Civil en Santiago.
En su primera destinación como Ministro, le correspondió en 1979 participar en la puesta en marcha de la nueva Corte de Apelaciones de San Miguel, de la que pasó a la Corte de Santiago en 1993.
Fue designado Ministro de esta Corte Suprema en Agosto de 1998, desarrollando hasta el dÃa de hoy su labor en la Tercera Sala, a la que corresponden los asuntos constitucionales.
El paso de una persona por el Poder Judicial no es sólo un aporte a la tarea jurisprudencial, por muy valiosa que esta sea. En la memoria colectiva, que va construyendo la historia de una institución, siempre quedan registrados los rasgos propios que la persona aporta al enriquecimiento personal de sus colegas y del servicio en que se ha desempeñado.
Humberto Espejo es el prototipo de un hombre bueno, amable y sencillo, que ha mostrado en su actuar judicial y en su vida personal, valores y sólidos principios, sin imponer su rango o categorÃa.
Representa una generación de jueces que conoció de antiguas máquinas de escribir, de estrechos y oscuros tribunales, donde la falta de elementos y las mÃnimas remuneraciones eran suplidas por el entusiasmo juvenil y la vocación.
Son los sólidos cimientos sobre los que se construye un Poder Judicial que hoy entra en la modernidad y en la renovación.
Distinguido Magistrado: Hoy dejas éste, que ha sido tu segundo hogar, para disfrutar un merecido descanso junto a tu familia, con la satisfacción de haber cumplido con la ardua pero noble tarea de administrar justicia con sabidurÃa, con bondad y honestidad, por casi cincuenta años.
Humberto: Te puedes ir con la tranquilidad de haber enriquecido la dignidad del servicio que has cumplido, prestándolo a justiciables, abogados, colegas y funcionarios con una cortesÃa igual para todos ellos.
Queremos que lleves siempre entre tus recuerdos, el afecto de tus colegas judiciales que hoy te acompañamos y de todos quienes en alguna oportunidad, trabajaron contigo.